26 de octubre de 2012

Flaherty y el documental etnográfico


Corría el año 1939 cuando el cineasta Robert Flaherty (1884-1951), considerado padre fundador del género documental, escribía estas palabras en un artículo titulado La función del documental.

Flaherty en su estudio y su mujer F. Hubbard. Fuente: Google.
"Nunca como hoy el mundo ha tenido una necesidad mayor de promover la mutua comprensión entre los pueblos. El camino más rápido, más seguro, para conseguir este fin es ofrecer al hombre en general, al llamado hombre de la calle, la posibilidad de enterarse de los problemas que agobian a sus semejantes. Una vez que nuestro hombre de la calle haya lanzado una mirada concreta a las condiciones de vida de sus hermanos de allende fronteras, a sus luchas cotidianas por la vida con los fracasos y las victorias que las acompañan, empezará a darse cuenta tanto de la unidad como de la variedad de la naturaleza humana y a comprender que el "extranjero", sea cual fuere su apariencia externa, no es tan sólo un ‘extranjero', sino un individuo  que alimenta sus mismas exigencias y sus mismos deseos, un individuo, en última instancia, digno de simpatía y de consideración. El cine resulta particularmente indicado para colaborar en esta gran obra vital".

El relato y la escena viva amanecían a comienzos del siglo pasado, en un horizonte proyectado en la exploración del mundo lejano. Una nueva expresión para contar historias surgía de la importancia del cine como medio de transmisión de culturas. 

Cartel del la película. Fuente: Google.
"La finalidad del documental, tal como yo la entiendo, es representar la vida bajo la forma en que se vive", prosigue Flaherty. Una definición que llevaría a cabo en 1922 con su primer documental de largometraje Nanook of the North, considerada la primera película en la historia del cine documental. El valor antropológico se exhibe en el relato visual y la mirada, fruto del trabajo y la reflexión del documentalista.


"No me propongo hacer películas sobre lo que el hombre blanco ha hecho de los pueblos primitivos. Lo que deseo mostrar es el antiguo carácter majestuoso de estas personas mientras ello sea posible, antes de que el hombre blanco destruya no sólo su carácter sino también el pueblo mismo. El vivo deseo que tenía de hacer Nanook se debía a mi estima por esa gente, a la admiración por ella; yo deseaba contarles a los demás algo sobre ese pueblo", matiza.

Captar el espíritu de la realidad observada se convirtió así en su leitmotiv, en una declarada voluntad por ampliar el conocimiento geográfico, antropológico y etnográfico, mediante un lenguaje audiovisual, dando lugar a un primer cine de viajes. Una impresión duradera, de gran interés por su autenticidad que animaría a otros a seguir su estela.

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