17 de octubre de 2012

África a través del animismo y el arte sagrado


A menudo, nos encontramos ante el complejo ejercicio de síntesis, aquel que nos empuja, embudo abajo, hacia el extracto tantas veces concentrado. En esta reducción podríamos optar por una mera compilación de lo atendido, una síntesis de apuntes que condensaran la esencia narrada. Esta, sin embargo, no dejaría de ser una caricia, una abreviación en forma de compendio perfectamente sondable.

Motivados en transformar la curiosidad inicial que tantas clases suscitan en un conocimiento más acentuado, el reto en cada entrada, a medida que avanzamos en esta expedición de rostro académico, deviene más complejo. Y eso mismo nos ha sucedido ante una asignatura de altura y amplio alcance. Nos referimos a Geografías y culturas del mundo, impartida por el profesor y doctor en Ciencias Sociales, José-María Perceval, en órbita al Máster en Periodismo de Viajes. 

Nuestra primera parada, en este particular diálogo en la historia de las culturas, es un continente sacudido por la colonización: África. Hasta allí hemos viajado en una voluntad por estructurar el conocimiento cultural a través de las rutas de viaje iniciáticas. Para ello, nos hemos preguntado cómo imagina y articula su cosmovisión el continente africano. La respuesta la hemos hallado en el animismo y el arte sagrado. Situados en este punto, recordamos las palabras moduladas por nuestra expedicionaria Carmina Balaguer y su entrada Viatge de retorn

Ritual animista. Fuente: Google Image Search.
Con el objetivo de explorar el discurso antropológico moderno sobre el animismo y sus prácticas relacionadas (mitos, ritos, magia), trataremos de describir cómo se construye dicha noción y qué concepciones culturales están implicadas en ello. 

Y es que, probablemente, el animismo es la más vieja perspectiva espiritual del mundo. Más que una religión, se erige como un pensamiento donde las fronteras entre nuestro yo y el resto no están tan claras como suceden en las religiones monoteístas. Todos los seres y cosas, por tanto, tienen una esencia espiritual dinámica, un alma, un fluido universal. La cosmovisión animista contiene tanto el mundo observado, o físico, aquel que podemos ver, sentir y experimentar donde la tierra juega un papel destacado, como el no observado, o espiritual. 

Además, en el animismo hay numerosos tabúes, cuya función es la de preservar la armonía entre el mundo espiritual y el mundo físico. Por su parte, esta fuerza invisible que representa el fluido universal, se expresa a través de los tótems, pues concentran la fuerza o entidad natural y se le atribuyen determinadas características mágicas. Completa la tríada de componentes la figura del chamán o chamana, quien concentra la capacidad de captar dicha fuerza, interpretarla y comunicarla a su comunidad. 

Los más escépticos, incapaces de soportar los argumentos que acompañan a tal idea, cubrirán lo explicado con el manto de la superstición. Otros, empero, se mostrarán abiertos a esta tradición mágica. Entendiendo por magia como un vector para descubrir la fuente de creencias y rituales que acompañan al hombre. Un ritual que, en base a los descubrimientos arqueológicos, se remonta al hombre paleolítico.

Para saber más:

-JOHN ILIFFE: África, historia de un continente, Akal.
-Un hombre llamado caballo, de Richard Harris.

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