25 de julio de 2012

Fronteras, entre el turismo y la gestión cultural

El equipo Kompaso continúa de viaje en esta aventura académica que retrata el máster en periodismo de viajes, un sugestivo universo donde la comunicación del viaje se convierte en la brújula que guía nuestros pasos.

Fuente: Google.
Unos pasos que avanzan al compás de unas sesiones teóricas que, a buen recaudo, vamos almacenando, sentando los cimientos de este recorrido de periodismo, exploración y aprendizaje. En este paisaje que despierta curiosidades nos detenemos en la mirada crítica y analítica que desprende la relación actual entre el turismo y la gestión cultural. Para ello contamos con José María Perceval, Doctor en Ciencias Sociales y Ciencias de la Comunicación. 

Junto a él extendemos el tapiz de la reflexión entre estos dos singulares actores, considerando las contradicciones y sinergias que conlleva el contacto entre dos espacios de la realidad social con principios, valores y cultura muy distintos.

Acomodados en este ejercicio introspectivo, recuperamos la definición que los autores Davis y Mules sostienen sobre la cultura. Pues afirman, "cultura es el conjunto de prácticas sociales por medio de las cuales los significados se producen, circulan y se intercambian". Una definición que, indefectiblemente, comporta la conservación de los mismos y la preservación del espíritu que representan. ¿Pero qué sucede cuando este patrimonio cultural se convierte en un recurso para el sector turístico?

Y es que nos encontramos ante un mercado que, cada vez más, busca tener experiencias relacionadas con la cultura, el arte o la historia, la búsqueda de una mayor implicación con el destino. Sin embargo, revela Perceval, la gestión turística actual del sector cultural es de un total aislamiento. Dos actores de naturaleza desigual cuyo proceso de adaptación debe orientarse hacia un desarrollo sostenible. Un concepto que forma parte hoy de cualquier reflexión sobre el impulso del turismo.

En este objeto de estudio que protagoniza la recuperación de la memoria histórica y su adecuada adaptación a la industria turística, surge la necesidad de establecer unas políticas culturales que garanticen una estrategia integral. Un camino, en definitiva, que promueva la toma de conciencia de un modelo de turismo desestacionalizado, no invasivo y respetuoso, diluyendo así las actuales fronteras que lo distancian de su apropiada gestión.

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